"No sucede a menudo, pero esta vez podemos sacarnos la lotería: basta con elegir los boletos adecuados. ¡Tan sencillo y tan complejo como eso!
En la lista de candidatos a magistrados de la Corte de Constitucionalidad figuran el tipo de nombres que uno querría ver en todas las elecciones a puestos públicos: profesionales capaces, con una trayectoria destacada, con prestigio y sí, también con reconocida honorabilidad.
Resulta muy importante destacar la participación de estas personas. En primer lugar, para animar a otros a retomar espacios en la vida pública y luego, para desmentir a quienes se han atrincherado en un cinismo militante.
Repetir que no tenemos cuadros decentes ni calificados para tomar las riendas de nuestras instituciones no aporta nada, no ayuda en nada y más importante aún, no es cierto. Guatemala sí cuenta con una reserva moral: el reto es sacarla de su zona de comodidad para que acepte el reto de dirigir el país.
En las listas de candidatos a magistrados hay tres mujeres valiosas que han decidido dar el paso: las licenciadas Carmen María Gutiérrez de Colmenares, Anabella Morfín y Marta Altolaguirre.
A las tres las conozco desde hace muchos años, a las tres las admiro y respeto y por eso me atrevo a afirmar que las tres tienen los conocimientos, la experiencia y la integridad necesarias para ocupar una magistratura constitucional y desempeñarse en el cargo con excelencia.
La Corte Suprema de Justicia tiene una candidata de lujo en Carmen María de Colmenares, una mujer que se ha dedicado a la docencia en la Universidad Rafael Landívar, de la cual es catedrática emérita y donde trabajó en la decanatura de la Facultad de Leyes por diez años, para luego encargarse de coordinar los estudios de post grado.
Quienes han pasado por las aulas de la licenciada Colmenares saben de su calidad académica y de su rectitud a toda prueba, virtudes que ha demostrado además en la judicatura, como magistrada de familia y suplente de la CC.
Yo tengo la fortuna de conocer desde niña la mirada erguida, el gesto rápido y la palabra contundente de Carmen María. Como sucede con algunos de los mejores maestros, de pequeña me asustaba un poco la autoridad que emana de esta mujer, gran amiga de mis padres. Sin embargo, con los años pude comprender su dedicación a los ideales del Derecho y valorar su ejemplo de vida, que va mucho más allá de sus capacidades como jurista. No me cabe duda que los mismos principios con los que ha actuado hasta el día de hoy regirían su actuar en la CC.
El foro de abogados también tiene la oportunidad de hacer una excelente elección y dotar al país de magistradas independientes, íntegras y respetuosas de la normativa constitucional. Si yo pudiera votar, sin duda alguna lo haría por las licenciadas Morfín y Altolaguirre.
La primera de ellas, egresada de la Universidad de San Carlos, se ha distinguido en el servicio público con valentía y honestidad. Fue abogada del Instituto Nacional de Transformación Agraria a principios de la década de 1980 y ministra de trabajo y coordinadora del gabinete social en la administración de Ramiro de León Carpio.
Esos podrían ser datos en una hoja de papel, pero me atrevo a elogiar a Anabella porque tuve oportunidad de verla trabajar de cerca en un litigio donde había en juego una importante suma de dinero… y el dinero, como dice un buen amigo, tiene la maravillosa facultad de revelar la naturaleza de las personas.
En el caso en cuestión, hubo abogados que desnudaron su vocación de gángsters, padrotes y chantajistas. La licenciada Morfín, no: de principio a fin trabajó como una profesional y se condujo como una dama.
La compañera de fórmula de Anabella Morfín es Marta Altolaguirre, otra distinguida abogada que abrió brecha desde las trincheras de la opinión pública cuando se inauguraba la democracia. En ese entonces, Altolaguirre demostró que las convicciones del liberalismo clásico no peleaban con la defensa de los derechos humanos, y que lejos de ello, ambas luchas podían ser dos caras de una sola moneda.
Tenemos candidatas de lujo para integrar la máxima Corte del país…Queda por ver si tendremos electores que votan con responsabilidad para designar magistradas de lujo, en vez de títeres grises, dispuestos a plegarse como se les ordene."
En la lista de candidatos a magistrados de la Corte de Constitucionalidad figuran el tipo de nombres que uno querría ver en todas las elecciones a puestos públicos: profesionales capaces, con una trayectoria destacada, con prestigio y sí, también con reconocida honorabilidad.
Resulta muy importante destacar la participación de estas personas. En primer lugar, para animar a otros a retomar espacios en la vida pública y luego, para desmentir a quienes se han atrincherado en un cinismo militante.
Repetir que no tenemos cuadros decentes ni calificados para tomar las riendas de nuestras instituciones no aporta nada, no ayuda en nada y más importante aún, no es cierto. Guatemala sí cuenta con una reserva moral: el reto es sacarla de su zona de comodidad para que acepte el reto de dirigir el país.
En las listas de candidatos a magistrados hay tres mujeres valiosas que han decidido dar el paso: las licenciadas Carmen María Gutiérrez de Colmenares, Anabella Morfín y Marta Altolaguirre.
A las tres las conozco desde hace muchos años, a las tres las admiro y respeto y por eso me atrevo a afirmar que las tres tienen los conocimientos, la experiencia y la integridad necesarias para ocupar una magistratura constitucional y desempeñarse en el cargo con excelencia.
La Corte Suprema de Justicia tiene una candidata de lujo en Carmen María de Colmenares, una mujer que se ha dedicado a la docencia en la Universidad Rafael Landívar, de la cual es catedrática emérita y donde trabajó en la decanatura de la Facultad de Leyes por diez años, para luego encargarse de coordinar los estudios de post grado.
Quienes han pasado por las aulas de la licenciada Colmenares saben de su calidad académica y de su rectitud a toda prueba, virtudes que ha demostrado además en la judicatura, como magistrada de familia y suplente de la CC.
Yo tengo la fortuna de conocer desde niña la mirada erguida, el gesto rápido y la palabra contundente de Carmen María. Como sucede con algunos de los mejores maestros, de pequeña me asustaba un poco la autoridad que emana de esta mujer, gran amiga de mis padres. Sin embargo, con los años pude comprender su dedicación a los ideales del Derecho y valorar su ejemplo de vida, que va mucho más allá de sus capacidades como jurista. No me cabe duda que los mismos principios con los que ha actuado hasta el día de hoy regirían su actuar en la CC.
El foro de abogados también tiene la oportunidad de hacer una excelente elección y dotar al país de magistradas independientes, íntegras y respetuosas de la normativa constitucional. Si yo pudiera votar, sin duda alguna lo haría por las licenciadas Morfín y Altolaguirre.
La primera de ellas, egresada de la Universidad de San Carlos, se ha distinguido en el servicio público con valentía y honestidad. Fue abogada del Instituto Nacional de Transformación Agraria a principios de la década de 1980 y ministra de trabajo y coordinadora del gabinete social en la administración de Ramiro de León Carpio.
Esos podrían ser datos en una hoja de papel, pero me atrevo a elogiar a Anabella porque tuve oportunidad de verla trabajar de cerca en un litigio donde había en juego una importante suma de dinero… y el dinero, como dice un buen amigo, tiene la maravillosa facultad de revelar la naturaleza de las personas.
En el caso en cuestión, hubo abogados que desnudaron su vocación de gángsters, padrotes y chantajistas. La licenciada Morfín, no: de principio a fin trabajó como una profesional y se condujo como una dama.
La compañera de fórmula de Anabella Morfín es Marta Altolaguirre, otra distinguida abogada que abrió brecha desde las trincheras de la opinión pública cuando se inauguraba la democracia. En ese entonces, Altolaguirre demostró que las convicciones del liberalismo clásico no peleaban con la defensa de los derechos humanos, y que lejos de ello, ambas luchas podían ser dos caras de una sola moneda.
Tenemos candidatas de lujo para integrar la máxima Corte del país…Queda por ver si tendremos electores que votan con responsabilidad para designar magistradas de lujo, en vez de títeres grises, dispuestos a plegarse como se les ordene."
Autor: Dina Fernandez
Fuente: http://dinafernandez.com/2011/02/27/candidatas-de-lujo/
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